Se dice que todos vivimos tres vidas: una pública, una privada y otra secreta.

Se dice que todos vivimos tres vidas: una pública, una privada y otra secreta. Y es bajo esta polémica premisa que el director de cine y guionista italiano Paolo Genovese llevó a la pantalla grande la historia de Perfectos desconocidos en el 2016. Una película de reflexiones fértiles, pero de conclusiones perversas que logra conectar con el público de forma natural porque cuenta desde la cercanía, emotividad y diversión una historia que podría ser la nuestra.
El eje central de la película radica en la interesante reflexión sobre cómo las nuevas tecnologías –los teléfonos celulares en particular– han logrado modificar nuestras vidas de manera sinigual. Hoy en día, estos aparatos se han convertido en nuestras agendas, cámaras de fotos y video, canales de relaciones públicas, medios de trabajo, fuentes de información y más. Ya no se trata de solo de nosotros como individuos, sino de nosotros y la red. La película, que evidencia una controversial adicción y dependencia al celular, plantea audazmente lo vulnerables que somos ante los secretos que en él depositamos. Dejarlo sobre la mesa y ver qué es lo que tiene que decir sobre nosotros mismos es un reto para nada menor que aborda esta historia.
El éxito rotundo del largometraje italiano lo llevó a ganar en 2016 numerosos premios. Entre ellos está el David di Donatello en la categoría de Mejor película y Mejor guion, el Globo de Oro a la Mejor comedia, importantes galardones en el Festival de Cine de Tribeca de Nueva York, etc. Tanto reconocimiento, sumado al hecho de recaudar más de 20 millones de euros solo en Italia, logró impulsar la historia de Genovese a otro nivel. Se inició una suerte de competencia entre productores y distribuidores de diferentes países para llevar la propuesta a otras fronteras y convertirla en una franquicia internacional.
Es así como un año más tarde, el productor, director y guionista de cine Álex de la Iglesia dio vida la primera adaptación de la obra que juega con la ironía, acidez y complicidad sin nunca dejar de lado una generosa cuota de humor negro que lograr capturar al público de principio a fin. Luego de siete semanas de rodaje en diferentes locaciones españolas, debutó en la pantalla grande y amplió aún más el interés de la industria extranjera para replicarla alrededor del mundo.
David Serrano y Daniel Guzmán, por su lado, se encargaron de la adaptación al formato teatral. “Lo que nos motivó a producir y hacer una nueva interpretación de Perfectos desconocidos fue lo interesante de la obra y su capacidad de conectar con el público. Es increíble ver que, en Francia, Grecia, Turquía, Corea o a donde sea que vaya arrasa tanto en el cine como en el teatro porque la gente se siente muy identificada” comenta David.
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